Muchos me preguntáis cómo educo a mis hijos en casa y cómo me organizo. Hace un tiempo ya escribí sobre las diferentes opciones de homeschooling y sobre mis trucos de crianza así que hoy voy a explicarte qué es y qué no es el Unschooling (la opción que nosotros escogimos).
Para poneros en contexto (sobretodo a los que acabáis de encontrarme), nos presento de nuevo brevemente. Como para muchos, la ma(pa)ternidad es para nosotros un constante (auto)descubrimiento. Hemos ido aprendiendo a base de errar, reflexionar y decidir solo y para nosotros. No creo en soluciones que sirvan para todo el mundo, creo que cada familia es diferente y debe encontrar su propio camino. Nosotros somos una familia catalana con cuatro hijos de ahora 4, 7, 9 y 13 años. Hace 4 años que vivimos en Escocia pero antes, en Catalunya, nuestros dos hijos mayores fueron al colegio y, el tercero, un tiempo a la guardería. Hemos vivido en diferentes lugares y hemos probado todo tipo de proyectos educativos, desde escuelas públicas a escuelas libres. Como he dicho, hemos avanzado a base de prueba y error. Aquí en Escocia nuestros dos hijos mayores también fueron al colegio durante una temporada pero después de mucho sufrir, entendimos que nuestro camino no pasaba por las aulas y emprendimos la vía del homeschooling, en nuestro caso, como ya os he dicho, el unschooling.
Voy a empezar por desmentir algunos de los mitos a cerca del homeschooling. Aquellas preguntas que me hacen absolutamente cada vez que sale el tema…
1# LOS NIÑOS EDUCADOS EN CASA NO TIENEN OPORTUNIDAD PARA SOCIALIZAR
Aquí me gustaría que reflexionaras sobre qué entendemos por socializar. Desde mi punto de vista, para socializar hace falta estar en contacto con la sociedad, con todos sus componentes, no solo con niños que han nacido el mismo año que tu. Para mi, las interacciones que se dan en el colegio no son representativas de sociedad. De 20 a 30 niños en un aula durante 4-6 horas al día. Sin opción. Sin salida. Creo que tendemos a idealizar la situación y convencernos de que es necesaria para que nuestros hijos tengan amigos y así justificar nuestras decisiones. En el mundo real escogemos nuestras amistades según compartamos o no unos mismos intereses. En el colegio a menudo las amistades se forjan por conveniencia o necesidad.
También es importante que entendamos que una de las finalidades de socializar es el desarrollar habilidades sociales, que nada tiene que ver con tener muchos o pocos amigos. Hay gente introvertida con pocos amigos y unas habilidades sociales magníficas y hay gente extrovertida, con todos los amigos del mundo y unas habilidades sociales de pena. Y, de nuevo, para desarrollar habilidades sociales no hay nada mejor como interactuar con el mundo real. El unschooling no consiste en quedarse todo el día en casa, no. Consiste precisamente en vivir la vida y ser parte de la sociedad que nos rodea.
Una de las grandes ventajas del homeschooling es que uno tiene realmente el tiempo a su disposición para gestionarlo como mejor convenga. Si como madre considero que a mis hijos les iría bien tener más amigos, busco las oportunidades para que esto suceda pero son ellos los que deciden con quien se sienten a gusto y con quien no. Nosotros nos reunimos una vez a la semana con otras familias homeschoolers, al menos un día a la semana hacemos sesión de bosquescuelas, pasamos muchas tardes de parque con niños escolarizados o no, cuando nos interesan, nos apuntamos a actividades organizadas por la red de familias homeschoolers de Edimburgo, hacemos todo tipo de extraescolares y organizamos play dates (amiguitos vienen a jugar a casa o vamos a la suya) y sleep overs (lo mismo pero quedándose a dormir) de forma regular (¡a veces demasiado regular!). Mis hijos no solo tienen amigos, también conocen a los dependientes del supermercado, a los trabajadores del centro médico, al cartero… porque tienen la oportunidad de interactuar con ellos a diario. Puedo aseguraros que mis hijos se desarrollan con naturalidad en el mundo que les rodea.
La última fiesta de cumpleaños de Lluc estuvo rodeado de sus amigos y de sus primos y juntos crearon recuerdos de los que no se olvidan.
2# LOS NIÑOS UNSCHOOLERS CRECEN SIN REGLAS, SIN LÍMITES, SIN ESTRUCTURA Y HACIENDO TODO LO QUE QUIEREN SIN QUE SE LES DIGA NUNCA NO.
Este es el error más común, el confundir libertad con libertinaje. Personalmente prefiero utilizar el término autonomía en lugar de libertad, precisamente para evitar confusiones.
Los límites están ahí de forma natural: si cruzo la carretera sin mirar, puede que me atropellen, si meto los dedos en un enchufe, puedo electrocutarme, si molesto a un amigo, puede que no quiera volver a jugar conmigo. Lo que yo intento reducir son los límites arbitrarios. Muchos viven muy arraigados en mi, a veces es difícil morderse la lengua cuando tu hija de 4 años sale a la calle con la camisa del revés, pero cuando ponemos nuestra necesidad de control por delante, les estamos robando momentos de aprendizaje a nuestros hijos. Mi idea es que mis hijos sean autónomos y sepan valerse por sí mismos en TODOS los sentidos. Está claro que un bebé de pocos meses no tiene el nivel de desarrollo necesario para entender que no debe meter los dedos en el enchufe. Por ello, inicialmente intentaremos evitar las situaciones de riesgo que nuestros hijos no sean capaces de manejar (taparemos los enchufes con protecciones) pero aún así, hablaremos de ello para que, llegados al punto de desarrollo adecuado, podamos empezar a exponerles.
Debemos intentar entender las limitaciones de cada uno de nuestros hijos y ofrecerles un nivel de reto adecuado a su madurez. Esto no sirve únicamente para preparar actividades educativas, esto se aplica en todos los campos, incluidos los límites o los convencionalismos sociales.
Siento que vivir anclados en el control es vivir en la carencia. Cuando una entiende que no hace falta decir no todo el rato, que puede decir sí (o no decir nada), una pasa a vivir en un ambiente de abundancia que tiene grandes efectos a muchos niveles. Mis hijos no son inadaptados sociales que no pueden comportarse. Mis hijos son niños y precisamente por respetar sus necesidades de niño, son capaces de vivir en el respeto y, desde muy temprano, son capaces de obedecer. No porque yo sea la autoridad/quien tiene el control, sino porque respetan mi conocimiento igual que yo les respeto a ellos. Al darles opción desde el primer momento, al dejarles escoger, al trabajar en su independencia y su capacidad de tomar decisiones, les estoy ayudando a desarrollar su voluntad. Con voluntad entendida como la capacidad de dirigir sus acciones. Para mi, la obediencia basada en el miedo (a un castigo, a la retirada de nuestro amor), no es obediencia, es miedo a secas. Para mi la obediencia es cuando uno antepone sus necesidades a los de otra persona por decisión propia, por respeto hacia ésta y/o entendimiento. Hace unos años escribí sobre cómo vivimos en casa sin reglas, con principios, te invito a repasar el artículo.
EDUCACIÓN: EN CASA NO HAY REGLAS, HAY PRINCIPIOS
Respeto a la estructura, nuestros días tienen estructura. Tienen noche y día. Nuestras semanas tienen lunes, martes, miércoles… Nuestros años tienen otoño, invierno, primavera y verano. Nuestra casa tiene su orden: la biblioteca de libros de no ficción, la zona de juego desestructurado, el armario de juegos de mesa, la estantería de materiales para matemáticas, la cajonera de materiales artísticos… Estamos rodeados de orden y estructura. No necesitamos un horario que nos defina qué hacer cada hora para sentirlo. Tenemos pequeñas rutinas también, solo que nosotros las vivimos como rituales y, sobretodo Lluc, agradece de antemano saber todo lo que va a pasar. Tenemos un calendario y cada noche hacemos revisión de lo que haremos el día siguiente.
3# EDUCAR EN CASA ES CARO. SÓLO LA CLASE MEDIA-ALTA PUEDE HACERLO.
Es cierto que para poder hacer homeschooling se necesita que alguien (generalmente el padre y/o la madre) acompañe a los niños durante todo el día y ello implica a menudo que alguien no trabaje pero sinceramente, para mi lo caro es creer que tenemos un montón de necesidades materiales que en realidad no tenemos.
Se puede analizar desde un punto de vista práctico. ¿Qué gastos dejarían de existir si tus hijos no fueran a la escuela/jardín de infancia? Mensualidades, comedores, libros, ampa, uniformes, canguros, extraescolares para cubrir horas en que toca trabajar… Si tienes una familia numerosa (como es nuestro caso) puede que rápidamente sumes un sueldo pero al final, cuando uno escoge hacer homeschooling/unschooling no lo escoge por ahorrar, lo escoge porque siente que es lo mejor para sus hijos en un momento dado.
Por otro lado, ¿cuánto pagarías por vivir de una forma que sientas más auténtica, más alineada con tu sentir? A veces intentamos encontrar la escuela perfecta, incluso cambiamos de ciudad y de trabajo para ello. Pocas veces contemplamos la opción de no pagar mejores escuelas sino cobrar un sueldo menos y vivir de otra forma. Os garantizo que aunque con menos dinero que cuando ambos trabajábamos, ahora nuestra vida es mucho más rica.
Cierto es también que para poder vivir como lo estamos haciendo, hemos tenido que hacer lo que comúnmente llamaríamos renuncias. Con la llegada de nuestro tercer hijo, nosotros nos habíamos comprado una casa en el campo en Catalunya. Era nuestro hogar y queríamos que nuestros hijos crecieran ahí, rodeados por nuestra familia y nuestros amigos. Para poder tener algo de estabilidad laboral, acabamos en Escocia y aunque es cierto que echamos de menos nuestra familia y nuestra cultura, no lo vivimos como una renuncia sino como una elección. Una elección que hemos tomado porque sentíamos que era lo mejor para nosotros. Aunque ello implique tener menos dinero en la cuenta corriente. Recuerda que según la RAE:
Necesidad : f. Carencia de las cosas que son menester para la conservación de la vida
Al final, todo lo que necesitas ya lo tienes, estás aquí leyéndome, respirando, viva. Tienes todo lo que necesitas.
Dicho esto, añadir que las mejores cosas en la vida son gratis y con un poco de investigación e ingenio uno puede encontrar un montón de recursos gratuitos para enriquecer sus días.
Cutre-selfie con mi madre, mi hermana y mis sobrinos. Este verano estuvimos descubriendo muchos rincones (¡gratuitos!) al rededor del lugar dónde vive mi hermana.
4# EL MUNDO REAL ES INJUSTO/DURO/DESPIADADO. EL UNSCHOOLING ES EDUCAR EN UNA BURBUJA.
Éste es otro tópico que me dicen a menudo. El mundo real es malo y te trata a patadas… Estás sobreprotegiendo a tus hijos y el día de mañana la vida les dará el gran bofetón. Y yo respondo que puede. Si. Puede que el día de mañana mis hijos tengan que pasar por momentos difíciles, por situaciones complicadas, por ello para mi es crucial que puedan desarrollar todo su potencial. Cuando lleguen a adultos, espero que en su caja de herramientas lleven todo tipo de estrategias que les serán de ayuda para enfrentarse a los problemas. Llevarán toda la vida haciéndolo a un nivel adecuado a sus posibilidades. Tendrán capacidad de decisión pues habrán practicado la toma de responsabilidades toda su vida. En fin, no tengo duda de que serán personas competentes.
Para mi no tiene sentido pensar que deban sufrir ahora porque luego la vida les hará sufrir. La vida no debería ser un sufrimiento, para nadie. Tenemos suerte de vivir en el primer mundo, no nos encontramos en medio de un conflicto bélico, somos afortunados aún teniendo en cuenta nuestros peores momentos. Para mi no tiene sentido pensar que hacer sufrir a mis hijos ahora les haga ser mejores personas el día de mañana.
5# SI HICIERA UNSCHOOLING CON MIS HIJOS, SE PASARÍAN EL DÍA MIRANDO LA TELE SIN HACER NADA.
Los cambios no pueden hacerse de forma radical. Incluso el mejor de los coches de carreras necesita unos segundos para acelerar de 0 a 100 km/h. Todo debe hacerse de forma gradual y cuando uno toma la decisión de desescolarizar a sus hijos, primero debe pasar por un proceso de desescolarización (os hablo de ello aquí). Los primeros que debemos desescolarizarnos somos los adultos, debemos cambiar nuestra mirada si queremos hacer cambio alguno. Y no hace falta sacar a nuestros hijos del colegio para hacerlo. Podemos empezar ahora mismo. Podemos empezar, por ejemplo, entendiendo lo que llamamos mal comportamiento o trabajando la resolución de conflictos.
Cuando el enemigo está dentro de casa. Cómo educar sin gritos. Resolución de conflictos en 4 pasos
Cuando alguien está indeciso siempre les digo que se den un año sabático/de prueba. ¿Que es lo peor que puede pasar? ¿Que pierdan un año? ¿Que es un año cuando tienes 30, 40, 80..? Mucha gente pierde un año (o varios) por circunstancias que no pueden controlar y, ¿sabes que? que no se acaba el mundo. Al principio serán como unas vacaciones y sí, puede que tu hijo quiera pasarse el día frente a la televisión, pero poco a poco las cosas irán cambiando. Más rápido que despacio si le ofreces alternativas que le parezcan atractivas. Debemos respetar que pueda que nuestros hijos estén muy al límite y no den para nada más que para quedarse sentados en el sofá. Esto nos pasa también a los adultos a veces… sobretodo cuando no hemos estado escuchando nuestras necesidades y hemos estado muy desconectados de nosotros mismos. Pero todo pasa y cuando el niño entienda que DE VERDAD ahora las cosas van de otra forma, que ya no hay que correr por las mañanas para llegar al cole, que ya no hay que vivir con prisas, todo tomará otro ritmo.
Es cierto que las nuevas tecnologías pueden ser muy adictivas pero no lo son sólo para los niños, también lo son para los adultos. Yo las uso como indicador de peligro, cuando alguno de mis hijos empieza a tener problemas para soltar la tele o la tablet me lo tomo como una señal de alarma. Se enciende la luz roja y empiezo a revisar qué puede estar fallando. Generalmente se resuelve fácilmente dándoles algo más de presencia extra y potenciando sus intereses del momento.
Cómo ves, antes de sacar a tus hijos del colegio puedes empezar por desescolarizar tu mente y hacer limpieza de todas aquellas creencias que te impiden ser la madre que quieres ser para tus hijos. Puedes empezar a practicar el unschooling mucho antes de sacar a tus hijos de la escuela.
En fin, hace falta un cambio de mirada para entender mi forma de criar (que comparto con muchísimas más personas). Razones para educar en casa hay muchas, tantas como familias homeschoolers. En nuestro caso, creemos en la necesidad de ofrecer a nuestros hijos una formación integral en un ambiente sano, bañado por el respeto, en un ambiente lleno de oportunidades. Finalmente, optamos por educarlos en casa, sin pasar por la escuela. No me malinterpretéis, TODAS LAS FAMILIAS EDUCAN EN CASA, y fuera de ella, y en todas partes. Con y sin cole, todas las familias educamos. Simplemente prefiero usar el término “Educación en Casa” en lugar de “Escuela en Casa” porque en nuestro caso, no recreamos el ambiente escolar en casa. En nuestro caso, no seguimos un horario, ni un currículum, ni hay hora de matemáticas, ni hora de lengua. En nuestro caso, no separamos aprendizaje de vida y seguimos los intereses de nuestros hijos. Y me diréis:
Muy bonito, ¿pero tus hijos cómo aprenden a leer/escribir/sumar/restar/etc…?
El quid de la cuestión es hacer una revisión profunda sobre cómo crees que los niños aprenden, sobre qué papel puede jugar la motivación intrínseca, la curiosidad, el modelaje y la experiencia en el desarrollo de tus hijos. Puede que compartas mi opinión pero puede que no, no importa, lo importante es que entiendas cuáles son tus bases para poder realmente seguirlas. Para entender cuál puede ser tu camino.
En mi caso, creo que los aprendizajes que realmente penetran, son aquellos que tienen un contexto y que van acompañados por la motivación intrínseca de mis hijos. Creo que la vida les ofrece constantemente oportunidades para crecer y aprender (no solo a ellos, ¡también a mi!) y creo en la necesidad de tener una buena inteligencia emocional. Para mi es una herramienta tan básica como la lectoescritura y las matemáticas. Otro punto importante: también creo profundamente en la necesidad de juego libre. Pero me diréis:
¿Cómo van a aprender tus hijos jugando solamente? Eso no es posible… ¿o si?
Conocéis la cita de Einstein, ¿verdad? Aquella que dice que el juego es la forma más elevada de investigación. Para mi, el juego es el motor del aprendizaje, nos permite experimentar en todos los campos, desde el autoconocimiento y el autocontrol a la exploración de los roles sociales. Pero el juego puede ser también algo más que actividad, cuando el niño fluye, el juego se convierte en una actitud, el niño se lo pasa bien aprendiendo, disfruta saciando su curiosidad.
Dicho esto, poneros un ejemplo práctico sobre la necesidad de cambiar de perspectiva para entender el unschooling. En nuestra vida no hay dos días iguales pero os voy a describir uno cualquiera. Primero desde un punto de vista, llamémosle tradicional. Luego desde MI punto de vista.
UN DÍA VISTO DE FORMA TRACIDIONAL
Es martes y en casa no suena el despertador. Cada cual se levanta cuando se lo pide el cuerpo. Heura se levanta sobre las 7. Al poco, Lluc y Teia la siguen. Papá y mamá se unen al cabo de un rato, Eudald aún duerme. Los padres desayunan y luego uno se va a la ducha y la otra a sus cosas. Los niños juegan. Luego el padre se va al trabajo y el resto se van al dentista porque el hijo mayor tiene revisión. Comen algo en la ciudad, al salir del dentista. Luego vuelven a casa y los niños siguen jugando hasta que la madre se sienta a leer y los pequeños se le van uniendo. La más pequeña se echa una siesta. Después, al llegar el padre de trabajar, juegan con él y luego empiezan los preparativos de la cena. Al acabar de cenar el padre acompaña los más pequeños a la cama y se queda con ellos hasta que se duermen.
Visto así, se podría pensar que los niños no han hecho/aprendido nada hoy pero ahora os explico cómo lo veo yo.
UN DÍA DESDE MI PUNTO DE VISTA
Mis hijos más pequeños (4, 7 y 9 años) se han levantando solos y se han preparado el desayuno (aquí es crucial que la casa esté organizada para facilitarles su autonomía al máximo, os recomiendo la entrada de Bei) . A veces alguno de ellos necesita ayuda y los hermanos se la ofrecen sin problema. Si se vuelca un bol de leche, lo recogen. Si la pequeña tiene problemas para hacerse unas tostadas, la hermana mayor le echa una mano y le alcanza unas pinzas para poder sacarlas de la tostadora. No solo están trabajando su motricidad fina y la coordinación ojo-mano al verter líquidos, untar tostadas, cortar fruta… también están trabajando en equipo. Se conocen muy bien y saben dónde están sus límites y los de sus hermanos. Esta es una tarea de observación increíble.
Cuando yo bajo, les pregunto si necesitan que les prepare algo. Algunos días ya están servidos con lo que se han preparado, otros me piden que les prepare algo más. Así, aprenden a escuchar su cuerpo. Si quedan platos en la mesa, cuando yo acabo les pido que me ayuden a recogerlos. Si están enfrascados en algo muy interesante, me lo dicen y los recojo yo igual que si un día se da al contrario, ellos no tienen problema en hacer algo por mi. Para mi lo importante no es que hagan sus tareas o que cumplan con una lista específica de responsabilidades. Para mi lo importante es que lo hagan porque les sale de dentro. Como adulta, durante mucho tiempo he vivido las responsabilidades como una carga muy pesada, algo que debo hacer, y creo que se debe en parte a este sentimiento de no tener opción. Cuando te das cuenta de que siempre hay opciones, cambia la forma en que afrontas la vida. Convivir 6 personas bajo un mismo techo, no siempre es fácil. Todos tenemos diferentes estándares de orden y limpieza con los que nos sentimos cómodos. En este sentido, si YO necesito la mesa recogida (para poder usarla luego en nuestras actividades), lo hablo con mis hijos, les explico mi situación y llegamos a acuerdos de forma conjunta. Ellos forman parte de la toma de decisiones.
Con mi hijo mayor tenemos que ir al hospital (en Edimburgo, 60 min de coche más un buen rato para aparcar) de forma regular. Voy con los 4 niños. Siempre se llevan revistas o libros para entretenerse mientras visitan a Eudald (al menos media hora de lectura asegurada). Suelen ser visitas largas pero todo es un aprendizaje. En el hospital toca ser paciente y estar calmado y en silencio. En casa no hay reglas, hay principios, pero el ambiente de respeto ayuda a que sea más fácil el entender las normas y el respetarlas.
Al salir del dentista, hace bueno (no llueve) y decidimos comprar algo para comer en el parque. Vamos al supermercado y escogemos la comida. Toca ponerse de acuerdo en qué comprar y no siempre es fácil (trabajamos la cooperación, el diálogo, la resolución de conflictos). Tenemos un presupuesto y tenemos que comprar una comida equilibrada para los 5. Ellos discuten, hacen cuentas y cálculos, buscan, deciden y compran (matemáticas aplicadas, aprenden a vivir e integrarse en la sociedad que les rodea, a interactuar con otras personas como el dependiente del super…). Siempre compran kilos de fruta y verdura cruda simplemente porque les gusta. También les gusta comer una bolsa de patatas cuando hacemos picnics improvisados. De nuevo, para mi es una cuestión de equilibrio. No me gustaría que comieran una bolsa de patatas fritas a diario pero no tengo problema en que lo hagan de vez en cuando.
Después de comprar la comida, vamos hacia el parque y ellos me ayudan a preparar lo que haga falta. Siempre llevamos una pequeña navaja encima, toallitas para lavarnos las manos… aún al aire libre, pensamos en la higiene. Ellos cortan, pelan y lo que haga falta y del picnic pasamos a disfrutar de un rato de juego libre (de nuevo motricidad, coordinación, seguridad y gestión de riesgos).
De vuelta a casa, yo aprovecho para hacer algunas tareas del hogar (¡con 6 personas en casa, las lavadoras son un no parar!) mientras los niños juegan. A veces, si me ven tendiendo, se unen (sobretodo los más pequeños, siempre les encanta tender), otras veces juegan a juegos desestructurados o se van hacia la mesa del comedor a jugar a algún juego de mesa. Ambos tipos de juego son muy importantes y nos ofrecen diferentes tipos de aprendizaje. Cuando siento que en casa reina la calma, me siento en el sofá libro en mano. Como si de un imán se tratara, los niños sienten una gran atracción y vienen hacia mi libro en mano. A veces leemos juntos, otras veces se leen los unos a los otros, otros lo hacen de forma individual. Leen en inglés, español y catalán (excepto la pequeña). Muchas veces, a partir de la lectura surge un hilo del que tirar. Alguien tiene una pregunta y necesitamos encontrar una respuesta. Mi tarea es acompañarlos en la búsqueda de la respuesta más que dársela directamente. ¿Cómo funcionan los remolinos? Buscamos en nuestra pequeña biblioteca de libros de referencia (no ficción), miramos vídeos en Youtube… y los niños deciden hacer pequeños libros sobre los tornados. Siempre tengo preparados libros en blanco (4-8 folios doblados por la mitad y grapados/cosidos, con una tapa de color) para que puedan escribir, dibujar, pegar recortes o lo que les parezca. Es una herramienta muy simple que a mis hijos les gusta mucho. Al principio, cuando los veía enfrascados en un tema específico, les preguntaba si querían hacer un libro sobre el tema. Ahora los hacen sin que pregunte porque al acabarlos siempre se sienten muy orgullosos y luego pueden enseñárselo a papá cuando llega de trabajar. Como veis, en el unschooling también hay lugar para al acompañamiento y la motivación constructiva (que nada tiene que ver con el refuerzo positivo).
Cuando llega papá, es momento de juego y reencuentro. Una pequeña fiesta y un diluvio de vocecillas resumiendo el día y explicándole todo lo que han hecho/descubierto/aprendido (descripción, resumen, síntesis…). ¡O no! a veces están inmersos en su juego que tardan media hora en darse cuenta de que ha llegado su padre. El se encarga normalmente de hacer la cena y los niños le ayudan a menudo. Las cenas son nuestro momento de reunión. Para acostarnos, al menos uno de los adultos se va a la cama con los niños y, generalmente, después de la lectura de tropocientos cuentos, ya no se levanta. Esto (que el que acompaña a los peques se queda frito) es algo que estamos intentando cambiar para poder pasar tiempo en pareja y para poder pasar tiempo con nuestro hijo mayor, que se acuesta más tarde por su cuenta. A veces, alguno de nuestros hijos no quiere subir a dormir porque está haciendo algo interesante. No pasa nada, sube cuando acaba y si pilla aún algún cuento bien pero si no, también. También nos pasa a veces que alguno de ellos está tan cansado que no llega a la cama y se duerme en el sofá mientras los hermanos aún están lavando dientes y haciendo pipís.
Con todo esto pretendo explicaros que las actividades cotidianas son una oportunidad de aprendizaje y que no hace falta planificar cada minuto de nuestras vidas para que nuestros hijos se desarrollen de forma integral. Hace falta estar atentos, ser flexibles y usar nuestra caja de recursos para improvisar en función del momento. Lo importante para poder acompañar el desarrollo de los más pequeños es el conocerlos bien. El saber qué les gusta, qué les incomoda, qué despierta su curiosidad. La observación (junto a la reflexión) es una de nuestras mejores herramientas. La observación nos permite ofrecer a nuestros hijos aquello que les hará dar un pasito más. La reflexión nos sirve para evaluar si nuestras acciones han dado el resultado esperado o si es necesario seguir otro camino.
Una vez identificamos los intereses que el niño tenga en un momento determinado, es tiempo para la improvisación. Como madre, puedo tener montones de libros, un armario lleno de materiales artísticos, estanterías repletas de materiales de soporte para las matemáticas o la lectoescritura, tableros de Pinterest llenos de ideas… pero cuando uno de mis hijos empezó a mostrar interés por tocar el piano, tuve que improvisar. Yo no se tocar el piano y mis conocimientos musicales son limitados. Pero no pasa nada, siempre es posible encontrar herramientas que nos ayuden y, sobretodo, siempre podemos recurrir a otra gente que sí tenga algo que ofrecer a nuestros hijos. En este caso en concreto, mi hijo empezó a aprender a tocar el piano con un curso online gratuito (Hoffman Academy) y una de sus hermanas, al verlo, se apuntó también. Además, junto a otras familias unschoolers, organizamos un ciclo de clases de música en una escuela de música local. Ahora mis hijos quieren que creemos un pequeño
grupo de cabezudos para acercar las tradiciones catalanas a la gente de Escocia y para Reyes, nos hemos pedido unas grallas. Como tenemos tíos músicos, les vamos a pedir que nos enseñen a tocarla vía Skype.
Mis hijos han probado muchísimas actividades: clubs de ajedrez, clubs de programación, danzas escocesas, ballet, judo, taekwondo, scouts, teatro, natación, fútbol, sesiones de bosquescuela… Algunas las han probado durante unas sesiones, otras hace ya años que duran. Para mi es importante que puedan probar y encontrar qué les gusta. También es importante no sobrecargar nuestras agendas.
Y no quiero terminar por hoy sin recordar que aprendemos mediante la imitación y el modelaje así que antes de poner el foco en nuestros hijos, pongámoslo en nosotras mismas y empecemos a actuar pensando en nuestras metas a largo plazo. Y, sobretodo, sobretodo, no estamos solas. Como se dice, hace falta un pueblo entero para criar un niño y, por mucho que te lo pueda parecer, no estás sola. Siempre es posible y necesario encontrar una red de soporte.
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